Cuando un amigo se va queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo.
Cuando un amigo se va queda un tizón encendido, que no se puede apagar ni con las aguas de un río.
Cuando un amigo se va una estrella se ha perdido, la que ilumina el lugar donde hay un niño dormido.
Cuando un amigo se va se detienen los caminos, y se empieza a revelar el duende manso del vino.
Cuando un amigo se va queda un terreno baldío, que quiere el tiempo llenar con las piedras del hastío.
Cuando un amigo se va se queda un árbol caído, que ya no vuelve a brotar porque el viento lo ha vencido.
Cuando un amigo se va queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo.
(Alberto Cortez)
Cuando la vimos entrar en casa por primera vez en brazos de Pepi, la imagen no pudo ser mas deprimente... Era una bola de pelo oscuro enmarañado que sobresalía por ambos lados y que hacían dificil discernir donde terminaba el tronco y donde comenzaban las extremidades....
-¡La he visto y me ha dado pena! -dijo mi esposa-. -¡Además me seguía a donde quiera que fuera...!
Acto seguido se fue al patio y con toda la paciencia del mundo, tijera en ristre, empezó la labor de peluquería que aquella maraña peluda necesitaba... La operación duró toda la tarde, pero mereció la pena y tras un baño reparador nos hizo ver lo que se ocultaba detras de tanta inmundicia... Era una perrita caniche con menos de un año de pelo oscuro cruzada con alguna otra raza y que con su primera mirada nos llegó a todos al corazón... -¿Y que pasa con Lucas? -dije yo-.
Lucas era ya desde hace unos meses nuestro perrito de compañía. Un pequinés cruzado con caniche que recogimos abandonado en un campo de Estella del Marqués con dos o tres años, aproximadamente... y que supo ganarnos a base de milongas y gracias, con bailes saltos y juegos, con los que logró que nos lo trajeramos a casa, donde se adaptó enseguida. Además era un perrito precioso... Su largo pelo blanco con motas canelas en el costado, contrastaban con su cara oscura de grandes ojos y orejas dobladas tambien canelas, a lo que se añadía una cola majestuosa que enrollaba de una manera muy simpática.
Mari Pili, (así le pusimos a la nueva perrita) no destacaba precisamente por su bello pelaje... Mas bien era de pelo encrespado entre negro y gris... con un flequillo que le tapaba sus lindos ojos marrones... y su cola no era precisamente majestuosa. Pero sus valores eran otros... y eran muy poderosos...
Mari Pili era un encanto. Era lo que se dice "muy buena gente". Cariñosa a mas no poder, siempre dispuesta a una caricia y a hacer lo que fuera con tal de agradar a todos, terminó por ganarse primero a la familia y luego a vecinos y amigos en general.
Por supuesto, Mari Pili tambien se quedó con nosotros dándonos dias de alegría junto a su compañero Lucas, que pese a ser un poco gruñón, siempre la admitió como un miembro mas de la familia. Era verdaderamente lindo verlos a los dos retozar en el parque con la fuerza y la alegría de la juventud. El salir a la calle era un premio que los dos aprovechaban al límite... Y fueron felices... y nos hicieron felices...
Tendría mil y una anécdotas que contar, pero el tiempo pasa... han sido quince años intensos y todo se acaba... Los finales no siempre son bonitos y la vejez nos muestra de la forma mas cruda la realidad que nos espera a todos... Nuestras queridas mascotas siguieron con nosotros hasta que se apagaron sus últimas llamas.
En diciembre pasado nos dejó Lucas, de forma repentina con un problema cardiaco a sus 17 años de edad y el dia 9 de agosto fue Mari Pili la que emprendió el último viaje, tras una dura y larga vejez en la que el abuelo Pepe, mi padre, se hizo cargo de ella, ciega por la diabetes, con mil y un achaques, pero que con el amor que le daba en sus cuidados lograba que en el fondo se sintiera feliz hasta sus últimos días...
Hay quien dice que no se debe llorar a los animales, pero Lucas y Mari Pili, pese a ser perros, eran miembros de pleno derecho de nuestra familia y como tal sus restos reposan juntos en un bello paraje, junto a un árbol, esperando que sus "almas perrunas" disfruten del campo eterno.
(Encabezo esto con un cuadro que hice en mi niñez y en el que se ve una niña dando de beber amorosamente a un perrito sediento. Si quieres ver mas cuadros de la familia, lo puedes hacer en nuestra página web www.retart.es)